Este estudio propone el Nordic Walking como un modelo de ejercicio seguro, accesible y eficaz para los supervivientes de cáncer, que ayuda a superar las barreras a la actividad física y mejora la calidad de vida.
Contrariamente a la creencia popular, este estudio no encontró ninguna reducción significativa en la carga de las extremidades inferiores durante la marcha nórdica en comparación con la marcha normal, e incluso algunos recorridos mostraron fuerzas ligeramente superiores en el contacto con el talón.
Este estudio demuestra que las personas mayores que practican regularmente la marcha nórdica presentan patrones de marcha más parecidos a los de los adultos más jóvenes que a los de sus compañeros sedentarios, lo que sugiere su eficacia para preservar la calidad de la marcha durante el envejecimiento.
La marcha nórdica es un ejercicio para todo el cuerpo que surgió a partir de iniciativas sanitarias finlandesas y se ha convertido en una actividad física segura, accesible y popular en todo el mundo, apta para personas de todas las edades.
La marcha nórdica es un ejercicio seguro y de bajo impacto que ofrece importantes beneficios fisiológicos y psicosociales a las personas con linfedema, lo que la convierte en un componente ideal de los programas de atención integral.
En pacientes con enfermedad arterial periférica, un programa de marcha tradicional de 24 semanas fue más eficaz que la marcha nórdica para mejorar la resistencia al caminar, a pesar de que ambas son formas seguras y estructuradas de rehabilitación.
La marcha nórdica es un deporte generalmente seguro, pero este estudio identifica el «pulgar de marcha nórdica» como una lesión específica y recurrente causada por caídas con un manejo inadecuado del bastón.
Este estudio confirma que la marcha nórdica aumenta la demanda metabólica en aproximadamente un 11% en comparación con la marcha normal, ofreciendo una forma más eficaz de aumentar la forma física y la fuerza de la parte superior del cuerpo sin prolongar el tiempo de ejercicio.
Este informe de caso describe un caso poco frecuente de enfermedad de Mondor en un hombre tras un entrenamiento intensivo de marcha nórdica, lo que pone de relieve la importancia de tener en cuenta las nuevas actividades físicas en la evaluación de la tromboflebitis superficial.
El estudio PAM investiga si el ejercicio físico estructurado, incluida la marcha nórdica, puede mejorar la función cognitiva y la salud cerebral en supervivientes de cáncer de mama que experimentaron deterioro cognitivo tras la quimioterapia.
La marcha nórdica ofrece importantes beneficios fisiológicos y psicológicos en el control de la fatiga relacionada con el cáncer, lo que la sitúa como un ejercicio terapéutico eficaz y de bajo esfuerzo para pacientes y supervivientes de cáncer.
Este artículo propone la marcha nórdica como una actividad física segura, eficaz y accesible que debe prescribirse formalmente a las pacientes con linfedema tras un cáncer de mama, ya que ofrece beneficios fisiológicos, psicosociales y prácticos.
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