Junto con el alargamiento de la vida humana, el aumento del nivel económico y las mayores expectativas sociales, también es necesario desarrollar estudios científicos sobre la cultura física y su papel en la prevención del envejecimiento. Cuidar la forma física es uno de los principales factores que garantizan tanto la salud como una vida de alta calidad para millones de personas mayores. El objetivo de este artículo era determinar los cambios en el nivel de condición física bajo la influencia del entrenamiento de marcha nórdica en mujeres de entre 60 y 75 años. 65 mujeres de entre 60 y 75 años fueron el objeto de este estudio. Las mujeres se dividieron en 2 grupos: grupo de control (26 personas) y grupo experimental (39 personas). Las mujeres del grupo experimental participaron en un entrenamiento de marcha nórdica durante 15 semanas, 2 veces por semana, 60 minutos en cada sesión. Para determinar el nivel de forma física se aplicaron algunas pruebas del test EUROFIT para adultos y se realizó una prueba de marcha de 2 km. Se determinó la tendencia de mejora de la forma física con la educación sanitaria y el entrenamiento de marcha nórdica. Los mejores resultados se obtuvieron en el campo de la resistencia. También se observó un ligero descenso de la forma física en las mujeres que no participaron en el entrenamiento mencionado.
La marcha nórdica se originó en la Finlandia de los años 30 como entrenamiento fuera de temporada para los esquiadores de fondo y se popularizó como deporte recreativo en las décadas de 1980 y 1990. En la actualidad está muy extendida por Europa y Norteamérica. En ella se ejercitan más músculos que en la marcha normal, aumenta el gasto energético, mejora el estado de las articulaciones y favorece el bienestar mental. Apto para todas las edades y niveles de forma física, es una actividad versátil e integradora.
El estudio examinó el impacto de 8 semanas de marcha nórdica en la movilidad articular y la forma física de mujeres de 55 años o más. Los resultados mostraron mejoras significativas, incluida una disminución del IMC, una reducción de la relación cintura-cadera y un aumento de la amplitud de movimiento articular en una media de 3,5°. La actividad física regular adecuada a la edad produjo cambios positivos en el sistema musculoesquelético.
Un programa de marcha nórdica de 8 semanas redujo significativamente la presión arterial sistólica y mejoró la fuerza de la parte superior e inferior del cuerpo en mujeres posmenopáusicas con hipertensión sistólica. El entrenamiento también redujo el colesterol total, los triglicéridos y el colesterol LDL, lo que pone de relieve su potencial para controlar la hipertensión y mejorar la salud cardiovascular.
Un programa de marcha nórdica de 6 meses mejoró la resistencia, la fuerza de las extremidades inferiores y la flexibilidad en mujeres de entre 60 y 74 años. Se compararon dos enfoques de entrenamiento: uno que combinaba ejercicios de resistencia, fuerza y flexibilidad (GE1) y otro centrado estrictamente en la resistencia (GE2). Ambos grupos experimentaron un aumento de la resistencia (GE1 - 4,6%, GE2 - 7,1%), mientras que el GE1 mostró mayores mejoras en la fuerza de las extremidades inferiores (13,3% frente a 7,7%) y la flexibilidad (7,3%). El estudio confirma la eficacia de la marcha nórdica para mantener la forma física y la independencia de las personas mayores.
Un estudio sobre los participantes en la marcha nórdica en Barlinek reveló que la mayoría tienen entre 51 y 55 años y llevan dos años entrenando. La mayoría practica cuatro horas semanales y considera que la marcha nórdica es una forma atractiva de ejercicio, aunque muchos sólo entrenan estacionalmente debido a las condiciones meteorológicas. La mayoría de los participantes también posee su propio equipo.
La marcha nórdica aumenta la carga cardiovascular y respiratoria y el gasto energético sin esfuerzo añadido, al tiempo que activa los músculos de la parte superior del cuerpo. Sus beneficios se extienden a la prevención de la salud y la rehabilitación de pacientes ortopédicos, cardiacos, obesos, diabéticos y osteoporóticos, así como pacientes oncológicos, especialmente tras una mastectomía.
La rehabilitación pulmonar basada en la marcha nórdica (PR-NW) mejoró la tolerancia al ejercicio en candidatos a trasplante de pulmón sin efectos adversos. El estudio sugiere que la PR-NW es un método de ejercicio seguro y beneficioso para pacientes con enfermedad pulmonar crónica terminal, lo que justifica nuevas investigaciones.
La marcha nórdica es una actividad excelente para las personas mayores, ya que ayuda a retrasar el envejecimiento al mejorar el funcionamiento de los sistemas cardiovascular, respiratorio y nervioso. Disminuye la tensión arterial, reduce el riesgo de caídas, aumenta la energía y mejora la postura, además de ser adaptable, rentable y no estar limitada por el tiempo o el terreno.
La investigación sobre la marcha nórdica destaca principalmente sus beneficios para las personas mayores y las personas con discapacidad, mientras que faltan estudios sobre su impacto en niños, adolescentes y deportistas de competición. Además, las investigaciones existentes se centran poco en la técnica adecuada. A medida que la marcha nórdica se convierta en un deporte, los estudios futuros podrán colmar estas lagunas.
La marcha nórdica es una actividad beneficiosa para la salud que ayuda a prevenir y tratar enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como los problemas cardiovasculares, la obesidad y la osteoporosis. Fortalece el sistema cardiovascular, mejora la circulación sanguínea, reduce la tensión articular, activa múltiples grupos musculares y favorece una postura correcta. Fácilmente accesible y adaptable a todas las edades, también ofrece beneficios para la salud social y mental, lo que lo convierte en una forma de ejercicio eficaz durante todo el año.
Un programa de entrenamiento de marcha nórdica de 3 semanas para mujeres jóvenes (22-23 años) produjo un aumento de la capacidad aeróbica y una reducción del peso corporal y del porcentaje de grasa. Las sesiones de entrenamiento, realizadas tres veces por semana durante 60 minutos, demostraron que incluso la marcha nórdica de corta duración puede aportar adaptaciones fisiológicas positivas.
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